En primavera, en tiempo de la escarda, en los meses de mayo y junio; la siega en julio; y la trilla en agosto que hacía mucha calor, llevábamos el barril (botijo) con agua a la pieza. Cuando se vaciaba el barril, yo tenía que ir a la fuente más cercana según en la pieza que me encontrara. En la jurisdicción había muchas fuentes, estaban limpias y sin maleza porque las limpiaban los labradores.
Cuando manaba el agua de la fuente, salía a borbotones y otras veces salían con menos fuerza y era entonces, cuando en el fondo, el agua formaba pequeñas burbujas que sonaban "clop, clop, clop". Era muy bonito verlo, al menos a mí me gustaba.
Fuente |
Como no había caño en la fuente para llenar el barril, tenía que meter la boca del botijo en el charco de agua. Para llenarlo yo tenía que meter su boca con mucho cuidado para no enturbiar el agua, que estaba formando un charquito donde manaba. Yo, absorbía hacia dentro a través del pitorro (como haríamos con una pajita) y de esa manera llenaba el barril.
Begoña B.
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